Imaginemos Perú como refugio académico: la gran oferta a Harvard. ¿Y por qué no?
- Racso Miro Quesada Vegas
- 5 jun
- 4 Min. de lectura

En estos dias se ha filtrado una noticia que debería hacernos saltar de la silla: el gobierno de Trump anunció —o rumorea— que prohibirá a Harvard admitir estudiantes internacionales, dejando a miles de jóvenes sin futuro y sumiendo a una de las universidades más prestigiosas del mundo en una lucha legal y moral por su independencia académica. ¿Qué pasaría si, en lugar de mirar para otro lado, Perú diera un paso al frente y ofreciera su territorio y su voluntad para albergar a Harvard?
1. La noticia que sacude al mundo
Que una potencia como EE. UU. corte de cuajo la admisión de estudiantes de todo el globo no es un escenario trivial: es un pulso directo a la libertad académica y la circulación de conocimiento. Harvard, emblema de la investigación global, se vería obligada a repensar sus campus y a replantear su misión internacional. Miles de estudiantes quedarían en la incertidumbre: proyectos truncados, carreras en pausa, investigaciones sin rumbo.
Para ellos, la «ciudadela académica» de Harvard —con sus bibliotecas, laboratorios y conferencias que marcan el pulso de la ciencia— podría transformarse en un lugar hostil o, cuando menos, condicionado por intereses geopolíticos. ¿Y si Perú dijera “aquí tienen espacio, libertad y oportunidades”?
2. Una propuesta audaz para la Presidenta Boluarte
Presidenta Dina Boluarte: es el momento de ofrecerle a Harvard todo lo que necesite para relocalizar a sus estudiantes e investigadores internacionales en nuestro país. No se trata de un gesto simbólico: es una apuesta estratégica por nuestro futuro, por nuestra proyección internacional y por demostrar que, en el Perú, la ciencia y la libertad se defienden con acciones concretas.
Campus alternativo en la Villa Olímpica de Lima– La Villa Olímpica construida para Lima 2019 se convirtió en un espacio infrautilizado tras los Juegos Panamericanos. Con cientos de dormitorios, aulas y áreas deportivas listas para ser acondicionadas, podría transformarse en un campus temporal de Harvard para sus estudiantes internacionales.– Ofrecer alojamiento gratuito o a costo social a los estudiantes internacionales, con acceso a bibliotecas digitales y laboratorios portátiles que la universidad pudiera llevar desde EE. UU.
Amazonía peruana como laboratorio global– Imaginemos a investigadores de Harvard desplazándose a la selva amazónica para desarrollar proyectos de mitigación del cambio climático, protección de la biodiversidad y tecnologías sostenibles. Lo que a Trump tal vez le fastidie, nosotros lo veríamos como oportunidad: convertir a la Amazonía en un epicentro de soluciones ecológicas que engloben estudios de botánica, ecología y energías limpias.– Esta alianza no solo revalorizaria nuestro pulmón verde ante el mundo, sino que atraeríamos recursos, becas y fondos de cooperación internacionales.
Ventajas fiscales y trato preferencial– Exoneración tributaria para todos los laboratorios móviles, equipos de investigación y los contratos académicos con profesores de Harvard.– Visados expedidos sin trabas burocráticas, permisos de investigación acelerados y un marco regulatorio ad hoc que garantice la estabilidad jurídica de la universidad en suelo peruano.
3. ¿Por qué deberíamos hacerlo?
Proyección internacional inmediata– Ver a Harvard estableciendo su sede amazónica o su campus limeño sería noticia global: CNN, BBC, The New York Times y los medios científicos correrían a cubrir esta «alianza académica histórica». Perú pasaría a ser sinónimo de innovación, libertad de pensamiento y respeto a la ciencia.
Inversión y desarrollo– Miles de estudiantes internacionales dejarían en Lima y en regiones aledañas gastos en alojamiento, transporte, alimentación y ocio, dinamizando sectores económicos que hoy aún vacilan.– Investigadores de primer nivel colaborarían con universidades locales (PUCP, UNMSM, UNI, UNSAAC), fortaleciendo programas de posgrado, intercambios y redes de investigación conjunta. Este “efecto Harvard” potenciaría nuestro sistema académico, creando semillero de talento que no migraría necesariamente, sino que construiría futuro aquí.
Un golpe simbólico a cualquier autoritarismo científico– Que Trump limite a la comunidad académica internacional hablando de fronteras y restricciones contrasta con la idea de un país que dice: “Aquí, la ciencia y el conocimiento no tienen fronteras”. Ese mensaje resonaría en cada centro de investigación y editorial universitario del planeta.
Empoderamiento de la agenda verde– Perú, con sus bosques, cordilleras y diversidad biológica, sería la sede de proyectos pioneros en energías renovables, biotecnología forestal e investigaciones puntuales para paliar el cambio climático. Cuando voceros políticos de todo el mundo investiguen alternativas reales y sostenibles, posicionaríamos a nuestro país como líder regional.
4. ¿Locura o el primer paso hacia un Perú mejor?
Puede sonar ambicioso, revolucionario e incluso «una locura bien pensada». Pero pensemos en grande:
¿Cuándo ha sido rentable la timidez? Un país que se resigna a “esperar lo que venga” termina siendo espectador de su propio destino.
¿Cuántas oportunidades hemos dejado pasar por no actuar? La globalización académica se juega hoy, no mañana. Si actuamos rápidamente, Harvard tendría garantías de un campus operativo antes de que caduquen sus procesos legales en EE. UU.
¿Puede el Perú permitirse quedar al margen de esta posible revolución educativa? Ni la Villa Olímpica ni nuestra Amazonía pueden seguir infrautilizadas; necesitan proyectos ambiciosos que trasciendan la coyuntura política y pongan a la ciencia como columna vertebral de nuestro desarrollo.
5. El llamado final a la acción
Presidenta Boluarte, autoridades de Cultura y Ciencia, gremios empresariales e incluso ONG ambientalistas: este es el momento de escribir un capítulo histórico. No se trata solo de una “propuesta de titular atractivo”, sino de un desafío que podría redefinir el rol del Perú en la comunidad académica global.
Imaginen las conferencias de prensa: decenas de rectores y decanos aparecen para anunciar que “Harvard Internacional en el Perú” es ya una realidad.
Imaginemos a los primeros camiones con equipos de laboratorio desembarcando en Iquitos, Cusco o Madre de Dios.
Visualicemos un discurso internacional que diga: “Aquí, sí se respeta la ciencia y la libertad”.
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